miércoles, 22 de junio de 2011

Un amor casi imposible


por Iara Rodríguez Maxwell

Charlotte trabajaba en la cafetería de la estación de tren de Madrid.

Él iba todos los días en el mismo horario antes de tomar su tren de las 20:30. Se sentaba en la misma mesa a la derecha de la puerta junto a la vidriera. Tomaba un café con dos medialunas y se marchaba con su maletín en mano.

Nunca cruzaron más que un par de palabras.

Lo cierto es que aunque Pierre era un absoluto desconocido, Charlotte estaba completamente enamorada de él y esperaba con ansias que esos ojos de color esmeralda cruzaran la puerta cada día. Pero no esperaba nada más. Ella creía que una cita con él era algo imposible, ya que el hombre no sabía nada sobre ella.

Lo que ella no sabía, era que Pierre iba todas las mañanas a la misma cafetería sólo para verla. Que su sonrisa era como una chispa de buena suerte para comenzar sus días. Como un destello de color en medio de los grises y rutinarios días de invierno.

Una noche llegó una carta a la casa de Charlotte que decía: …” es un placer informarle que ha sido aceptada en la universidad de diseño de Barcelona…”.

Una semana más tarde ya había renunciado a su trabajo, se había inscripto en la universidad y alquilado un departamento.

1 de julio, 20:30 horas.

Charlotte salió corriendo de su casa, ansiosa por empezar una nueva vida. Entre la alegría de comenzar sus estudios y la tristeza de no volver a ver a su amado, casi olvidó sus valijas.

23:30 horas.

Frenó el tren en la estación de Barcelona. Bajó la bella chica. Caminó con sus sueños y su equipaje por la vereda de la calle Ilusión. En la esquina estba el edificio en el que viviró el resto de esos días. Subió la escalera, uno, dos, tres, ya es el cuarto piso, dobló a la izquierda por el pasillo y buscó el departamento 2 A. Abrió la puerta, se asomó por la ventana y sobre la vereda de enfrente un farol encendido, con una luz tenue y calma que le hizo sentir que todo iba conforme al plan, que todo era perfecto y mañana sería mejor.

Mientras tanto…

20:00 horas.

Pierre entró a la cafetería. Se sentó en su mesa. Enseguida notó que la chica no estaba. Sin esperar más preguntó por ella. La camarera le dijo que se había marchado a Barcelona por estudios. Sabiendo que el hombre era el amor de la vida de Charlotte, también le mostró la dirección del departamento en el que vivía la chica.

20:30 horas.

Pierre abordó el tren. Pero esta vez hubo un cambio de dirección. Pierre se dirigía a la felicidad, se marcha a Barcelona en busca del amor.

22:30 horas.

El chico descendió del vehiculo. Caminó buscando algún indicio de que estaba cerca de su destino, pidiendo orientaciones que resultaron equivocadas y casi perdiendo las esperanzas.

24:00 horas.

Llegó a la esquina del edificio, subió, tomó aire y golpeó la puerta.

Charlotte abrió y encontró enfrente a ella a un hombre. El hombre al que dedicó muchos de sus pensamientos. Sin saber bien por qué se le llenaron los ojos de lágrimas. Sintió una emoción y felicidad que no podía explicar. Sabía que él llegó para quedarse. Se miraron, y sin decirse nada, se dijeron todo. Sabían que una vez juntos, ya no se iban a separar porque cuando menos lo esperas, el destino te sorprende…

1 comentario:

Camila San Martin, Valeria Rubianes ,Lanchas Sol dijo...

La historia es muy bonita y romantica. Creo que lo hace muy interesante que los personajes se situa en diferentes tiempos. Hasta juntarlos